domingo, 5 de septiembre de 2010

17

Me encuentro a gusto por primera vez dentro de mi corriente de locura. Empiezo a acostumbrarme y a sentirme bien dentro de ella...
Será que ya estoy loco?

martes, 31 de agosto de 2010

16

Mi propio mar hecho de lágrimas, amargas y saladas, me está tragando poco a poco, lentamente, cada vez más.
Llega una corriente diferente. En este mar formado por lágrimas, llega una extraña corriente de distinta densidad, no es la misma sustancia. Es alcohol. Me sumerjo en esa corriente y dejo de pensar. Mi estado de locura se detiene por unos momentos. Navego durante unas horas en esta nueva corriente, que me relaja y me detiene en el tiempo en mi estado.
Pero en cuanto la corriente se va y me deja de nuevo en mi mar de lágrimas, mi cuerpo se ha hecho más pesado y vulnerable, y me hundo más rápidamente.
Lloro, pero ¿como iban a notarse mis lágrimas si este lugar está formado por millones de ellas?

miércoles, 25 de agosto de 2010

15

Sigo envuelto en el mar.
Pero no es agua de océano lo que saboreo y en lo que estoy sumido.

Este mar está hecho de lágrimas.

lunes, 23 de agosto de 2010

14

Oh, genial.
Me vuelvo a despertar en medio de este océano.
Y he despertado sin energía alguna.
Y la roca a la que estoy atado ha duplicado su tamaño.

De repente, todo mi mundo se convierte en dolor y locura. De un momento a otro.

domingo, 22 de agosto de 2010

13

Despierto. Vuelvo a estar en la playa.
¿Todo ha sido... un sueño?
Todo ha debido ser producto del efecto de la locura que causa la proximidad al agua.

Estoy muy cansado. Agotado.
Voy a intentar dormir, ahora que ya estoy a salvo.

Perosigoatadoaesapiedraquetendréjuntoamímientrasviva...

sábado, 21 de agosto de 2010

12

Hace horas que crucé la puerta que había en el fondo del mar. Era perfectamente consciente de que estando debajo de estas aguas que transportaban la demencia, tenía que ser la puerta a la locura. Pero la crucé. No se aún porqué.
Llevo horas esperando en la sala que había detrás de la puerta.
Es una sala de espera. Tiene sillas, sofás, una mesa, etc. Y al otro lado de la habitación, hay otra puerta. Pero está cerrada.
Aquí el ambiente es caluroso, y me agobia. Me siento acosado por el calor. Y el efecto de la locura sigue haciéndome efecto cada vez más.

- ¡Danny, no llores!

¿Quién ha dicho eso? Me giro en todas las direcciones posibles. Aparece de repente una figura humana. Me está... hablando.

- ¡No llores!

Cada vez que me lo dice, más ganas tengo de llorar.

- Danny, ¿qué te está pasando? Me preocupas.

Ha sido una voz diferente, una voz de chica. Sus palabras me hacen llorar.
Aparecen cada vez más personas, todas cuyas caras conozco, y todos me dicen que qué me pasa, que porqué lloro. Y yo solo consigo llorar más.

De repente, todas las personas desaparecen. Se desvanecen poco a poco hasta que ya no queda nada de ellos...

- Danny...

Alguien me sigue hablando. La voz proviene de... de la roca a la que estoy atado.
De repente, la roca va tomando forma y se convierte en una figura humana, que se abalanza sobre mí y grita cosas incoherentes e inaudibles, con una voz que va pasando de grave a aguda cada pocos segundos.
La cosa me tira al suelo, sigue gritándome sin que yo entienda nada de lo que me dice.
De repente, la cosa deja de gritar. Su forma humanoide va cambiando y se transforma en una bestia, sin ojos y sin oídos, solo es una forma de bestia marrón con boca. Abre su boca, me enseña sus dientes, que parecen mil cuchillos... me muerde el cuello y me clava todos sus dientes en ellos, mientras yo me desangro, y agonizo en el suelo, voy muriendo, mientras que la bestia pronuncia dos últimas palabras con tono de sorna antes de desvanecerse: "Te quiero".

Despierto, de repente. Todo ha sido una ilusión, todo lo ha provocado mi propia locura.
Sigo sentado en esta absurda sala de espera. Tengo una carta en mi mano.
Solo contiene dos palabras:
"Sigue esperando"

11

Me encuentro en las profundidades de este océano. Mi mente empieza a fallarme... no se que veo exactamente, ni se como expresarlo. Me siento vacío, muerto, pero sin embargo, se que hay algo de esperanza cerca.
Intento abrir los ojos para ver que hay a mi alrededor.
Justo enfrente de mí... hay una puerta...

viernes, 20 de agosto de 2010

10

Finalmente, tras horas y horas luchando, la roca a la que estoy atado me ha arrastrado hasta las profundidades de este océano de locura que yo mismo he creado.
Estoy en el fondo. No puedo respirar. Siento que me ahogo, que empieza a dolerme todo el pecho... que estoy a punto de ceder a la locura.
Empiezo a perder la consciencia. No se que me pasará ahora.
Pero es extraño... aun conservo un poco de esperanza.

jueves, 19 de agosto de 2010

9

La locura me hace efecto. Empiezo a quedarme dormido en el mar con la roca, que cada vez pesa más, tirando de mí hacia el fondo.

Quizá cuando despierte, la locura ya se haya apoderado de mí. O quizá no despierte, ¿quién sabe?

8

Flotando en este inmenso océano donde solo puedo ver el horizonte, la línea que forma la unión del agua con el cielo.
Aguanto el peso de la roca que me he resignado a llevar durante el resto de mi vida.
Empiezo a cansarme ya...

¿Cuánto tiempo más tendré que estar así?

7

Llevo varias horas luchando contra la roca a la que me encuentro atado. Intento pensar como desatarme de ella, pero parece que cuanto más lo pienso, más fuerte se hace nuestra unión y más aprietan las cadenas que me atan a ella.

He llegado a una nueva conclusión. Debo resignarme a convivir con esta piedra, que arrastraré eternamente hasta que llegue el momento de que se suelte por sí sola. Me dificultará mucho las cosas, pero estando tan atada a mí, la única manera de sobrevivir con ella...
Es aceptarla y seguir con ella. Como si no estuviera. Resignándome al peso extra que me añade.

Llegando a esta conclusión... dejo de pelearme con la roca e intento seguir avanzando buscando el islote de mi cordura con ella a cuestas.

6

Continúo nadando, buscando ese islote que pude ver hace un tiempo.
No puedo pensar con claridad, empieza a afectarme el pasar tanto tiempo en este agua y comienzan a venir imágenes absurdas a mi mente. Cuerpos mutilados sangrantes, llantos, depresión, enfado...
Los sentimientos más oscuros que hay en mí empiezan a florecer.
Intento nadar más rápido para acabar siendo tragado por este mar corrupto por mi propia oscuridad y desesperación.
Pero no puedo acelerar. Hay algo que me impide avanzar. Miro a mi espalda y encuentro una roca detrás mía. Estoy atado a ella.
¿De donde coño ha salido? Empiezo a pensar, intento recordarlo... pero la locura me impide razonar y acabo llegando a la conclusión de que siempre la he tenido conmigo.
Mientras siga atado a ella, me costará muchísimo avanzar hacia cualquier rastro de cordura existente en medio de mi vasta locura.
Empiezo a perder fuerzas y la roca me arrastra hacia el fondo marino.
Utilizo las pocas fuerzas que tengo para mantenerme en la superficie.
Debo desatarme, debo hacerlo... ¿pero como?

5

Tras horas y horas flotando en medio del océano, agarrado a mi salvavidas, acabo divisando algo a lo lejos. Es un islote. No parece muy grande, pero podrá mantenerme a salvo hasta que baje la marea.
Pero no va a ser tan fácil llegar.
De repente, viene una tormenta, empieza a llover. Viene una gigantesca ola y me traga. Un minuto más tarde, cuando vuelvo a salir a la superficie, miro a mi alrededor. No veo nada. He perdido de vista el islote. Sigo igual que antes, perdido en medio de mi paranoica creación con forma de agua. Aunque al menos, se que por ahí hay un sitio donde me puedo mantener a salvo. Solo tengo que seguir nadando, y puede que lo acaba encontrando.
O que me ahogue antes.
Nunca se que pasará en este lugar, todo puede cambiar de un momento a otro.
Estoy más tranquilo conociendo la existencia de un poco de cordura en la inmensidad de mi demencia.
Pero está lejos.
Y tengo miedo.
Mucho miedo.

miércoles, 18 de agosto de 2010

4

Alguien lanzó un salvavidas al agua, y conseguí agarrarme a él antes de que el torbellino me hundiera del todo en el agua.
Aferrándome a mi pequeño espacio de cordura flotante, me resigno a disfrutar de que sigo vivo, aún en medio de mi inmenso océano de locura.
Gracias por lanzarme el salvavidas.

3

Me sigo hundiendo en el remolino de mi propia locura.
Ya no puedo respirar. No tengo nada a lo que agarrarme.
No puedo moverme, no puedo hacer nada.
Solo puedo llorar.
Llorar.
Y aun no se porque lo hago.

2

Me despierto de repente. Ya no estoy en mi apacible playa, tumbado silenciosamente, descansando.
Estoy en todo el centro de un puto remolino dentro del agua. Ni siquiera puedo divisar la tierra.
Lucho por nadar y escapar del remolino de la demencia, pero la locura es mucho más fuerte y me absorbe cada vez más, y más...
Empiezo a sucumbir a la insania. De repente, puedo escuchar estas palabras de la nada:
"Quiero que sientas todo lo malo que puedo sentir yo.

Quiero verte morir poco a poco, verte sufrir, verte agonizar y gritar pidiendo perdón por no haber hecho NADA (:
Hoy te tendré a mi merced, pisotearé tu cara con mi pie mientras intentas gritar. Con una barra de acero, me cebaré a golpes con una de tus piernas hasta dejarle inservible, partida por miles de sitios distintos, mientras tú te retuerces de dolor y lloras, y me pides clemencia.
Hoy cogeré unas tenazas y te arrancaré las uñas de los dedos una a una tirando, hasta que se despeguen de la carne y se desangren todos tus dedos.
Después, con las tenazas, te arrancaré los dientes de la boca uno a uno, y luego te arrancaré la lengua para que tus gritos de dolor no formen palabras que me hagan llorar.
Con un cuchillo te abriré las tripas para ver que guardas dentro, y te las sacaré para que las veas.
A estas horas, ya habrás muerto.
Pero me da igual.
Yo guardaré tu cuerpo sin vida para contemplarlo y ver lo que ha sido de tu querida felicidad.
¿Ya no sonríes, verdad? ¿Ya no te ríes? ¿Ya no eres tan feliz?
Cogeré tu cuerpo y lo destrozaré poco a poco con la barra de hierro, parte por parte, golpeando una y otra vez, hasta que todo tu cuerpo no sea más que una absurda masa de carne sangrante, que no sirva ni de recuerdo de lo que una vez fuiste.

Y solo entonces, podré sonreír."


1

Llevo meses atrapado en este mundo. No se lo que hacer. Lo único a lo que me dedico es a observar como cambia todo. En un momento, el mar puede extenderse y atraparme, intenta ahogarme. Y de repente, puede bajar la marea y dejarme en la playa. O puedo encontrar algo a lo que aferrarme en medio de la locura para intentar salvarme.
Este sitio suele ser aburrido cuando no hay movimiento ni tengo que preocuparme de mi supervivencia.
Ahora mismo, estoy sentado en la playa. Estoy viendo el agua. Está tranquila. Las olas vienen y van muy lentamente, con una fuerza casi inapreciable.
De vez en cuando tengo que moverme un poco para que el agua no me moje.
Tengo miedo. Tengo miedo de que la marea vuelva a subir y de ahogarme en el agua. En el fondo del mar que estoy observando, se encuentra la puerta de la locura. Y una vez entre allí, ya es imposible salir. No volvería a ser consciente de mis actos jamás. O quizá sí, y tendría que sufrir en silencio mientras mi cuerpo hace atrocidades y no responde a mis órdenes.

Pero bueno, hoy el mar está tranquilo. Tengo un inmenso espacio para poder hacer lo que quiera. Pero aquí no hay mucho más que hacer.
Creo que por hoy, voy a irme a dormir.
Buenas noches.

Guía

Hola, y gracias por entrar en Mad World.
Te explicaré para que entiendas de que coño va esto.

La personificación de mi mente está encerrada en un mundo que ella misma ha creado, que es ella misma.
En este mundo, la locura acosa a la personificación de mi mente (yo), e intento aferrarme a la cordura que queda en este mundo creado por mi mente.
Escribo un diario en el que voy contando como se ve este mundo, ya que cada día cambia.

El fin de este diario no es más que expresar metafóricamente como me siento, y como la locura se va apoderando poco a poco de mí, o me voy librando de ella.

Guía:

- La locura en Mad World está representada como el mar. Es decir, si estoy dentro del agua del mar, es que me estoy introduciendo en la locura.
- La tierra representa la cordura, y en general, cualquier cosa que no sea agua dentro de este mundo.
- El resto de elementos que interfieran dependen del momento. Pueden ser personas o situaciones. Lo más probable es que finalmente, el único que entienda todo esto sea yo.

Bueno, muchas gracias por atenderme.

Bienvenid@ a Mad World.

Prólogo.

Me veo náufrago dentro del inmenso mar de mi locura, mientras encima de mi cabeza estalla una tormenta..
Las olas de este mar arrementen con fuerza y rompen en mí, golpeándome una y otra vez,
sin tregua.
Cada ola me trae una situación, un pensamiento, una sensación o un sentimiento.
En mitad de este mar que intenta ahogarme, encuentro la salvación: un pequeño islote en medio de toda la inmensidad
de mi delirio. Me subo al islote, que veo como mi cordura, y me aferro a él para proteger mi débil vida.
Parece que me mantengo a salvo. Me mantengo protegido en mi pequeña cordura, pero la locura quiere poseerme,
y sus olas siguen golpeándome aun estando encima del islote. La marea de mi demencia va subiendo, cada vez más.
Mi lucidez con forma de isla va sucumbiendo a la enajenación y se hunde, y así, también me hundo yo.
Vuelvo a encontrarme náufrago en el agua, pero ya no me quedan fuerzas. Cedo ante los golpes del agua y pierdo
la consciencia. Mi cuerpo está trastornado, y ya no responde a lo que le ordeno. Poco a poco se va hundiendo,
va siendo devorado por mi propia insania, que ha formado este mar.
Puedo ver mi propio cuerpo. Ya no estoy dentro de él. Me miro a los ojos, y a través de mis pupilas, me embarco
de repente en un viaje distinto. Cuando puedo ver lo que me rodea, he abandonado el mar en tormenta donde antes
me encontraba. A través de la pupila de mi ojo sin vida, he iniciado un periplo que culmina en mí mismo.
Puedo verme de nuevo. O más bien, es mi cuerpo lo que estoy viendo. No estoy en un mar, ni en un islote. Estoy
en mi casa, sentado solo en una esquina. Estoy vivo, si es que se le puede llamar vida a esto. Me miro a la cara.
No hay expresión en ella. Aunque sin embargo, mi cuerpo respira.
Esta visión me aterra. Tengo ganas de gritar, de llorar, de volver a meterme en mi cuerpo y manejarlo a gusto.
Pero no puedo hacer nada de esto. Al fin y al cabo, las almas no tienen forma física.
Observo de nuevo a través de la pupila de mi ojo como hice otra vez, esperando que pasara algo de nuevo.
Pero a través de mi ojo solo puedo observar un infierno de dolor, suplicio, tortura, angustia...
Mi mente se está peleando consigo misma, dentro de la cabeza de mi cuerpo inherte pero con vida.
Siento de nuevo ganas de gritar y llorar. Pero no puedo.
Ya lo entiendo.
Ya lo he comprendido todo.
Estoy
loco