miércoles, 18 de agosto de 2010

2

Me despierto de repente. Ya no estoy en mi apacible playa, tumbado silenciosamente, descansando.
Estoy en todo el centro de un puto remolino dentro del agua. Ni siquiera puedo divisar la tierra.
Lucho por nadar y escapar del remolino de la demencia, pero la locura es mucho más fuerte y me absorbe cada vez más, y más...
Empiezo a sucumbir a la insania. De repente, puedo escuchar estas palabras de la nada:
"Quiero que sientas todo lo malo que puedo sentir yo.

Quiero verte morir poco a poco, verte sufrir, verte agonizar y gritar pidiendo perdón por no haber hecho NADA (:
Hoy te tendré a mi merced, pisotearé tu cara con mi pie mientras intentas gritar. Con una barra de acero, me cebaré a golpes con una de tus piernas hasta dejarle inservible, partida por miles de sitios distintos, mientras tú te retuerces de dolor y lloras, y me pides clemencia.
Hoy cogeré unas tenazas y te arrancaré las uñas de los dedos una a una tirando, hasta que se despeguen de la carne y se desangren todos tus dedos.
Después, con las tenazas, te arrancaré los dientes de la boca uno a uno, y luego te arrancaré la lengua para que tus gritos de dolor no formen palabras que me hagan llorar.
Con un cuchillo te abriré las tripas para ver que guardas dentro, y te las sacaré para que las veas.
A estas horas, ya habrás muerto.
Pero me da igual.
Yo guardaré tu cuerpo sin vida para contemplarlo y ver lo que ha sido de tu querida felicidad.
¿Ya no sonríes, verdad? ¿Ya no te ríes? ¿Ya no eres tan feliz?
Cogeré tu cuerpo y lo destrozaré poco a poco con la barra de hierro, parte por parte, golpeando una y otra vez, hasta que todo tu cuerpo no sea más que una absurda masa de carne sangrante, que no sirva ni de recuerdo de lo que una vez fuiste.

Y solo entonces, podré sonreír."


No hay comentarios:

Publicar un comentario