jueves, 19 de agosto de 2010

5

Tras horas y horas flotando en medio del océano, agarrado a mi salvavidas, acabo divisando algo a lo lejos. Es un islote. No parece muy grande, pero podrá mantenerme a salvo hasta que baje la marea.
Pero no va a ser tan fácil llegar.
De repente, viene una tormenta, empieza a llover. Viene una gigantesca ola y me traga. Un minuto más tarde, cuando vuelvo a salir a la superficie, miro a mi alrededor. No veo nada. He perdido de vista el islote. Sigo igual que antes, perdido en medio de mi paranoica creación con forma de agua. Aunque al menos, se que por ahí hay un sitio donde me puedo mantener a salvo. Solo tengo que seguir nadando, y puede que lo acaba encontrando.
O que me ahogue antes.
Nunca se que pasará en este lugar, todo puede cambiar de un momento a otro.
Estoy más tranquilo conociendo la existencia de un poco de cordura en la inmensidad de mi demencia.
Pero está lejos.
Y tengo miedo.
Mucho miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario